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Venus y Cupido es una pintura obra de Pontormo, realizada en la década de 1530 en pleno Renacimiento. El diseño es un dibujo de Miguel Ángel, uno de los grandes artistas de Florencia. En la obra se puede apreciar su estilo. Sobre todo en la Venus, muy propio de sus esculturas. Pontormo, amigo del genio Michelangelo, llevó su dibujo a la pintura sobre madera, resultando en esta interesantísima obra.

Debido a lo explícito de la pintura (Venus y Cupido aparecen totalmente desnudos) la obra sufrió muchos retoques en los siglos siguientes a su creación. Sobre todo, tapando las partes íntimas con paños. Finalmente, en el siglo XX se llevó a cabo un trabajo de restauración intentando dejarla lo más parecido a su forma original. Además de duros trabajos de reparación por graves daños sufridos en la superficie y colores de la pintura. Hoy se conserva en la Galería de la Academia, en Florencia, donde podemos admirarla.

Análisis de la pintura

En la pintura, la diosa Venus protagoniza la escena recostada sobre un manto azul. Al fondo, un paisaje nos indica que están en la naturaleza. Aunque los tonos son oscuros, con una iluminación baja.

Sobre Venus se apoya el pequeño Cupido, su hijo. Rodeándola con una pierna y tomando su cabeza con el brazo mientras la besa.

Venus, girándose hacia atrás para poder corresponderlo, contorsiona su cuerpo al igual que Cupido. Los dos de forma exagerada y poco natural. Un signo característico del arte Miguel Ángel que Pontormo lleva a la madera, con esta pintura, de forma magistral.

A un lado, vemos el arco de Cupido apoyado junto a sus flechas y otros utensilios. También dos máscaras. Cupido, sin embargo, aún porta consigo una flecha que sostiene con su brazo libre. Venus la toma también, controlando así la flecha también ella.

venus y cupido

Dos lecturas diferentes

En Venus y Cupido de Pontormo tenemos dos grandes lecturas diferentes de la pintura. Una se inclina por una gran metáfora y alusión al amor maternal. Un amor que vence a todos los otros.

Cupido abandona todas sus flechas e incluso su arco, dándoles la espalda y yendo a besar a su madre. Para ella es para la única que lleva flecha. Venus la toca y corresponde así a su hijo. También las máscaras, los papeles falsos que los humanos toman en sus amoríos, observan inutilizadas y sin dueño. La sinceridad del amor entre madre e hijo.

Sin embargo, Venus y Cupido son también amantes. Lo que nos lleva a otra posible interpretación.

Con esta lectura, todo sería una representación del amor. Ya no del amor maternal en concreto. La presencia de las máscaras nos recordaría las mil caras y las falsedades del amor, humano y divino, en su total naturaleza enmascarada.

Cupido deja sus flechas para besar a su amante, también su arco. Pero, aun así, se lleva una siempre consigo. Esto podría representar los engaños del amor, siempre presentes. Siempre la posibilidad latente, aun mostrando afecto, de estar buscando nuevos amores.

Venus, agarrando la flecha que porta Cupido, mostraría así la desconfianza en las infidelidades y en el conocimiento de este lado del amor, que intenta parar y controlar. Y, aun así, sabiéndolo, besa a Cupido. Pues así es el amor y así lo acepta.

Cómo ver la Venus y Cupido de Pontormo

La obra se conserva en la Galería de la Academia, uno de los museos más prestigiosos del mundo, ubicado en Florencia.

Para visitar el museo, los horarios de visita son de martes a domingo de 09:00 a 18:45.

La entrada tiene un precio de 12€. Ahora bien, para los ciudadanos europeos entre 18-25 años hay un billete especial con un precio de 2€.

La mejor opción para visitar la pintura de Venus y Cupido de Pontormo es hacerlo en un tour por la Galería de la Academia, disfrutando de todas las obras maestras del museo.

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