Medusa es un personaje mitológico muy presente en la cultura clásica. Una criatura de aspecto horrible, quien previamente fuera una mujer. Una persona castigada a tal destino por calumniar contra la diosa Atenea (Minerva para los romanos). Medusa tenía cabellos de serpientes y todo aquel que la mirara se convertiría en piedra. Perseo, utilizando un espejo, hace que se mire a sí misma y la decapita para derrotarla. Esta escena y personajes fueron representados cientos de veces en la historia clásica y medieval. Sobre todo en escudos. Caravaggio, en el Barroco, lo convirtió en arte con su obra Medusa, una pintura en lienzo pegada sobre madera. Para muchos, la obra más sangrienta del artista. Una obra maestra conservada en la Galería Uffizi de Florencia.
Medusa como protección
En una sociedad supersticiosa como en la que vivía Caravaggio, Medusa era un símbolo de protección. La imagen de su cabeza, cortada por Perseo, se colocaba en escudos de caballeros que disputaban en torneos. Así, intentaban desviar la mirada de su oponente infligiéndole temor de que el mito de Medusa le causara efecto.
Del Monte, mecenas de Caravaggio en sus primeros años en Roma, quiso regalar a Francisco I de Medici un escudo con la imagen de Medusa. Entonces, entorno al 1597, encargó a Caravaggio la obra. Michelangelo Merisi, uno de los grandes artistas de la historia, convirtió aquel encargo en una obra maestra.
Una pintura cóncava y convexa a la vez
Normalmente, aquellas pinturas se realizaban directamente en la madera. Técnicas similares a las utilizadas en los tondos, como el Tondo Doni de Miguel Ángel, ya que eran también obras en contorno circular.
Sin embargo, Caravaggio decidió pintar su Medusa en lienzo para, luego, pegarlo a la madera. Un método muy curioso, pues darle así las formas adecuadas al volumen, curvaturas y espacio del escudo sería mucho más complicado.
A pesar de esto, el resultado es fascinante, el juego de dimensiones y curvaturas mezclado con lo inquietante de la imagen la hace una obra de extraña belleza y de chocante terror.
La Medusa de Caravaggio
Caravaggio representa a una Medusa con su cabeza recién cortada. Nos la muestra mirándose al escudo-espejo de Perseo, viendo su reflejo cuando el héroe acaba de decapitarla. Pero justo el instante donde aun no ha muerto, ese pequeño momento en el que entre la vida y la muerte se está dando cuenta de que le han cortado la cabeza, la han derrotado. Alguien que se creía invencible por convertir a todos sus rivales en piedra.
Además, la Medusa de Caravaggio se presenta como si nosotros mismos fuéramos Medusa, pues mirar a la obra nos pone en el lugar de la criatura, que vería lo mismo ante el espejo de Perseo.
Una Medusa con mil expresiones
Es imposible describir todas las sensaciones que transmite el rostro de la Medusa de Caravaggio. Mientras su cuello chorrea sangre, con su cabeza desprendida de su cuerpo, Medusa mira su reflejo con auténtico terror de saberse muerta… en sus últimas facciones de segundo. Sus ojos expresan dolor, rabia, incluso sorpresa. La sorpresa de alguien que no ha visto venir el engaño y estrategia de Perseo y que, ahora que se da cuenta, es demasiado tarde.
La pintura parece estar captando todo esto. Uno puede casi escuchar los horrores de Medusa. Que comienza a lanzar un tremendo grito de terror, rabia y tristeza. Una genialidad fruto del talento de Caravaggio.
Medusa, un autorretrato de Caravaggio
Una de las características de Medusa era su feo aspecto. El de una mujer condenada a ser una bestia. A pesar de ello, los rasgos de la Medusa de Caravaggio no lucen demasiado femeninos. Y, aun así, esto no fue ningún problema ni signo de críticas. Pues, una mujer fea bien podría tener rasgos masculinos.
Pero la intención de Caravaggio, de un genio como el, no era tan superficial. El rostro de Medusa es un autorretrato del artista.
Caravaggio convierte de esta forma su Medusa no sólo en una magnífica obra representando la escena mitológica sino en un autorretrato de lo más original y con la mayor de las dificultades debido a sus formas y curvaturas.
Cómo visitar la Medusa de Caravaggio
La obra se conserva en la Galería Uffizi, uno de los museos más prestigiosos del mundo, ubicado en Florencia.
Para visitar el museo, los horarios son los siguientes:
De miércoles a viernes: 14:00 – 18:30.
Sábado y domingo: 09:00 – 18:30.
El precio de la entrada es de 20€, 2€ para los ciudadanos europeos entre los 18-25 años y gratis para los menores de edad.
La mejor opción para visitar la Medusa de Caravaggio es hacerlo en un tour por la Galería Uffizi, disfrutando de todas las obras maestras del museo.
Comentario
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