La Anunciación de Leonardo da Vinci

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La Anunciación, de Leonardo da Vinci, es una pintura realizada por el genio Leonardo en la década de 1470 en Florencia. Conservada en la Galería Uffizi, la obra ocupa un lugar de gran importancia en el museo, a su vez uno de los más destacados de Italia y del mundo. La Anunciación de Leonardo da Vinci ha sido objeto de numerosos estudios por su increíble técnica, su meticulosidad y cuidado del detalle, las novedades aportadas a la pintura de la época y, por supuesto, a su tremenda belleza.

¿Cómo surge la obra?

Contrariamente a su nombre, la pintura tiene una historia para nada anunciada. De hecho, se le atribuye a Leonardo en el siglo XIX, 400 años más tarde de haberla creado. Es más, en un primer momento la opinión más aceptada era que la pintura había sido obra de Andrea del Verrocchio, maestro de Leonardo da Vinci.

Por su datación (1472-1475) sabemos que fue uno de los primeros encargos recibidos por un da Vinci muy joven, de unos 20 años. En aquel entonces, Leonardo formaba parte todavía del taller de su maestro el Verrocchio, por lo que ser capaz de realizar una pintura como La Anunciación puede sólo despertar nuestro estupor y admiración. Una demostración del genio de da Vinci.

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El genio y la curiosidad de Leonardo: estudio de plantas y aves

A tan temprana edad, Leonardo da Vinci ya llevaba años dejándose llevar por el motor que movía su existencia: la curiosidad. Además de aprender sobre arte en el taller del Verrocchio, da Vinci aprovechaba su presencia en la Florencia renacentista para empaparse del talento y conocimiento de otros grandes artistas, pero también pasaba incontables horas observando y estudiando todas las ramas del conocimiento que podía. Entre otras muchas, se dedicaba al estudio de las matemáticas, la biología, la botánica y la ornitología. Estas dos últimas le causaban especial atracción y en su Anunciación deja prueba de ello.

No sólo eso, sino que aprovecha sus conocimientos para aportar novedades a la tradicional forma de representar la anunciación. Las alas del ángel Gabriel no son las de un pavo real como marcaba la tradición, Leonardo le da al ángel unas alas de un pájaro menos simbólico y más real, con detalles y representando la realidad que él había estudiado en el vuelo de las aves. Esto va más allá, pues Leonardo había representado las alas batiéndose en posición más cerrada, imitando las de un ave que aterriza y mostrando que el ángel ha llegado apenas hace unos instantes. Una restauración de un artista posterior eliminó este detalle expandiendo las alas del ángel, suponiendo que Leonardo había cometido un error.

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En el tremendo detalle del jardín con sus hierbas y flores muestran también la gran observación, cuidado e interés que da Vinci sentía por la botánica. Sin embargo, el artista no quería hacer de sus conocimientos protagonistas sino herramientas para poder representar con la mayor fidelidad la realidad que con tanto interés estudiaba y admiraba.

La Anunciación de Leonardo da Vinci: análisis de la obra

En la Anunciación de Leonardo da Vinci se muestra al ángel Gabriel anunciándole a la Virgen su cometido como madre de Jesús. La escena sucede en el exterior, algo con lo que Leonardo rompe de nuevo las tradiciones. María es representada como una jovencísima y bella dama, rubia. La Virgen está en su jardín, donde se ve la entrada a su casa con una puerta que deja entrever un lecho. La joven se encuentra leyendo, sentada en un sillón cubierto por sus ropajes. Unos ropajes que cubren el reposabrazos y que dejan ver su forma gracias a la delicada técnica de Leonardo.

En la Anunciación, la Virgen recibe al ángel Gabriel y su noticia con gran serenidad, alzando su mano izquierda hacia el ser celestial a modo de saludo y aceptación de su papel en la historia. A diferencia de otras representaciones de esta escena, da Vinci muestra a una Virgen activa y protagonista, no simplemente aceptando su papel sino tomando parte en la decisión. Activa y no sumisa ante el encargo divino.

A la llegada del ángel, para su lectura de un libro apoyado en un sarcófago blanco colocado frente a su sillón. Con su mano derecha, marca delicadamente pero con fuerza el punto donde ha parado su lectura para no perderse. Otro gesto serenidad y entereza ante tan gran noticia y recepción.

El ángel Gabriel, arrodillado sobre una pierna, se apoya en el verde jardín y se inclina (también su cabeza) hacia la Virgen. En una mano sostiene una planta de lirio blanco, símbolo de pureza, mientras con la otra saluda a María anunciándole la nueva.

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Emociones y objetos con un realismo pasmoso

El rostro del ángel está lleno de expresión y sentimiento. En él se lee el peso del ángel ante tan importante responsabilidad que, con su noticia, recae en la joven que la recibe con confianza y seriedad. El el rostro de Gabriel vemos también respeto, admiración incluso hasta la Virgen. Casi timidez en la forma en que inclina su cabeza y mira hacia la Virgen. Aunque también mucha decisión.

En los objetos, Leonardo vuelve a demostrar unas habilidades magníficas. Todavía más resaltables al conocer la temprana edad a la que pintó la obra. El sarcófago, los ropajes de los protagonistas, el libro y cualquier parte y gesto de los personajes representados tienen un nivel de detalle y realismo impresionantes. Además, da Vinci aplica una técnica que le atraía y estudiaba continuamente. Ésta consistía en mostrar con algo menos de detalle los objetos más alejados. En la Anunciación podemos verlo en el sarcófago, que muestra una nitidez y detalle mayores que el apoyo del libro sobre él, un poco más alejado.

Curiosidades y misterios de la Anunciación de Leonardo da Vinci

En esta pintura, hay un elemento que ha causado sorpresa, agitación e incertidumbre entre la comunidad científica y de estudiosos del arte. Se trata del brazo derecho de María, que parece desproporcionado y demasiado largo, asimétrico con el resto de su cuerpo y de la pintura en general.

En los primeros análisis, la conclusión más generalizada asociaba el hecho a un error de Leonardo y se asociaba la motivación sencillamente a la juventud del artista. Recordemos, aun en el taller de su maestro. Sin embargo, la misma obra es una demostración del enorme talento para la pintura que ya poseía da Vinci.

Las investigaciones siguieron y, finalmente, se llegó a una nueva conclusión. Algo a tener en cuenta cuando observamos las obras del Renacimiento es que no todas se realizaron para mirarlas de frente como hoy hacemos en un museo. En este caso, en la Galería Uffizi. Las pinturas se realizaban por encargos y, ya fueran públicos o privados, solía encargarse una pintura ya sabiendo dónde se colocaría y desde dónde se miraría. Esto implicaba que, muy a menudo, los artistas debían adaptar la obra según desde donde se observaría.

En este caso, si la Anunciación es vista desde un punto algo más bajo y apartado hacia la derecha, la pintura y el brazo de María cobran una simetría y equilibrio perfectos. Entonces, se ha comprobado que la obra debía tener esta composición para que se viese perfecta justo desde ese punto de vista. Lo que en un principio parecía un error de Leonardo da Vinci se convirtió en otra prueba de su infinito genio.

Comentario

    diciembre 6, 2022

    Excelentes comentarios que me ayudan a comprender más aún esta hermosa obra..

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