Díptico del duque de Urbino, Piero della Francesca

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Díptico del duque de Urbino, Piero della Francesca

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El díptico del duque de Urbino es una obra de Piero della Francesca conservada en la Galería Uffizi, en Florencia. Un díptico se trata de una pintura dividida en dos que podía doblarse a la mitad. Abriéndose y cerrándose como un libro. Hoy en día esta cualidad está perdida y la pintura está ‘’fija’’, aunque colocadas como se verían en el díptico.

Cada lado es un retrato de los duques de Urbino y es una de las obras más famosas de los Uffizi. Una de las paradas fijas de los visitantes en el célebre museo. La obra fue realizada en un periodo entre el 1465 y el 1472.

El poder de los duques de Urbino

En ambos retratos, Piero della Francesca pinta a los duques de Urbino de perfil. Cada uno en un perfil opuesto, de manera que, en el conjunto, ambos aparezcan mirándose.

Esta no sería la finalidad principal, pues el representar de perfil a los duques de Urbino habría sido una alusión a su poder. Tal y como los emperadores de Roma se hacían representar en sus monedas de perfil. No será la única referencia al mundo romano que encontraremos en la obra.

El díptico del duque de Urbino tiene una armonía perfecta, muy típica del Renacimiento. Piero della Francesca, con él, se confirma como uno de grandes artistas de la época. Esta armonía de cada retrato en sí mismo y, a la vez, en el conjunto, lo marca sobre todo el paisaje de fondo.

Un paisaje de colinas, tan característico de la Toscana, que tiene una perspectiva asombrosa. Della Francesca pone especial cuidado al tamaño de cada elemento, empequeñeciendo cada vez más los que se van alejando más. Incluso parecen verse algo peor, imitando la propia vista.

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Pureza y fiereza

A la izquierda del díptico encontramos el retrato de la duquesa: Battista Sforza. La duquesa nos muestra su perfil diestro. Llama la atención su tez especialmente pálida. Sus cabellos rubios están entrelazados en un elaborado peinado que se mezcla a su vez con un velo blanco.

De su cuello cuelga un llamativo colgante de perlas, de un blanco también intenso.

Piero della Francesca hace especial hincapié en la palidez de su piel, pues en aquel entonces era una señal de nobleza, de superioridad social. La perla, junto con el color blanco, simboliza la pureza. Nobleza y pureza, las cualidades de Battista.

A la derecha tenemos el retrato del duque: Francesco da Montefeltro. El duque nos muestra su perfil izquierdo. Probablemente este orden se deba a que el duque perdió su ojo derecho en un torneo y, así, podía mostrar el que conservaba y no el ojo falso.

Con una vestimenta y gorro de color rojo, della Francesca presenta a un duque serio, con gestos duros y fuertes. Su nariz, aguileña, está representada de forma que marca especialmente la característica. Algo que aumenta rudeza a su rostro.

Así, el retrato del duque nos muestra una figura de poder, nobleza y fiereza en su posición.

Una obra en dos etapas diferentes

La fecha de su creación se establece entre 1465 y 1472. El motivo no es que Piero della Francesca se tomase casi una década en pintarlo. Sencillamente, se realizó en dos etapas diferentes. Al menos, en esto coinciden la mayoría de estudiosos.

En el 1465, sabemos que Piero ya había pintado la parte de Francesco, el duque. Una prueba es que aparece sin sus insignias de poder, pues aún no había sido nombrado duque. Cosa que, en 1472, ya era.

En el 1472 fue cuando añadió la parte de la duquesa, Battista. Año, además, de la muerte de la dama a unos prematuros 27 años.

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Díptico del duque de Urbino: con contraportada

El díptico del duque de Urbino (por cierto, lugar de nacimiento de Rafael) es especial en muchos sentidos. Uno de ellos es que tiene doble cara. Es decir, en su parte posterior, tenemos otro grupo de dos pinturas. No se trata de dos nuevos retratos en primer plano, aunque sí de dos nuevas representaciones de los duques.

Esta vez, cada uno en un carro, con un nuevo paisaje toscano de fondo. Esta vez, la posición (derecha e izquierda) de los duques de Urbino se cambia.

El carro está dirigido por duque y duquesa respectivamente. En él, vemos otras figuras. Figuras que representan las cualidades de cada uno.

Por parte del duque: la justicia, la prudencia, la fortaleza y la templanza. Esta última alada, que le coloca una corona.

Por parte de la duquesa: la caridad, la fe, la templanza y la castidad (o pureza). Esta última que mira directamente al espectador.

Un regalo a los Medici

Dos siglos más tarde, el díptico del duque de Urbino acabó en manos de los Medici. Una heredera de los duques, Vittoria della Rovere, contrajo matrimonio con Fernando II de Medici. En estos casos, era costumbre que la novia entregara a la familia más poderosa un bien de valor en poder de su familia. En su caso, éste fue el retrato obra de Piero della Francesca.

Así, el díptico acabó llegando a Florencia y, siglos más tarde, en las salas de la Galería Uffizi.

Cómo visitar el díptico del duque de Urbino

La obra se conserva en la Galería Uffizi, uno de los museos más prestigiosos del mundo, ubicado en Florencia.

Para visitar el museo, los horarios son los siguientes:

De miércoles a viernes: 14:00 – 18:30.

Sábado y domingo: 09:00 – 18:30.

El precio de la entrada es de 20€, 2€ para los ciudadanos europeos entre los 18-25 años y gratis para los menores de edad.

La mejor opción para visitar el díptico de los duques de Urbino es hacerlo en un tour por la Galería Uffizi, disfrutando de todas las obras maestras del museo.

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