El Campanile de Giotto es uno de los elementos que hacen de la Plaza del Duomo uno de los lugares más bellos de Italia. Se trata de la torre del campanario de la Catedral aunque, curiosamente, están separados. Esto se debe a que, en la construcción de la misma, la Cúpula de Brunelleschi necesitó tanto espacio que aquel reservado al campanario tuvo que utilizarse. Desplazándolo así un lugar aparte.
Sin embargo, la Catedral y el Campanario de Giotto, incluso el Battistero di San Giovanni, dan una sensación de unidad y coherencia. Pues su decoración y estilo son muy similares, destacando su exterior cubierto en mármol verde, blanco y rojo.

Uno de los grandes artistas del Renacimiento, Giotto, fue el encargado de la construcción del campanario en el siglo XIV. El proyecto del genio no era exactamente igual al que finalmente se realizó. Pues Giotto había diseñado una torre de 115 metros de altura con una parte superior que terminara en un gran pico de 30 metros. Antes de finalizarse la obra, Giotto falleció y otro arquitecto continuó el proyecto dejando la altura de la torre en 85 metros. Pese a todo, por respeto y homenaje al creador del campanile de Florencia, le pusieron el nombre de Campanario de Giotto.
Altura y elegancia en el Campanile de Florencia, una torre al cielo del Renacimiento
La torre no sólo destaca por su belleza exterior y su conjunto con el resto de elementos de la plaza, su interior es igualmente atractivo e interesante. Decorado con bajorrelieves y estatuas de santos, el campanario hace que ascender sus 414 escalones hasta la cima sea un recorrido lleno de arte y genio.
Un recorrido que, como regalo final, nos deja una de las mejores vistas panorámicas de toda Florencia.
Los 84 metros de altura del Campanile de Florencia junto con los 116 metros de la cúpula destacan en el cielo fiorentino.
Se puede acceder al interior del Campanario de Giotto, previo pago de entrada, todos los días desde las 08:15 hasta las 19:20.