Baco es una de las pinturas más admiradas creadas por el genio del barroco Caravaggio. Michelangelo Merisi, apodado luego Caravaggio, pintó Baco en sus primeros años de su etapa romana. Fue un encargo del Cardenal del Monte, uno de los primeros grandes mecenas que confió en Caravaggio en la ciudad eterna.
El pintor contaba entonces con unos 25 años, pero ya con un talento y una personalidad increíbles. Su gran característica fue siempre, además de su magnífica técnica, su gusto por plasmar la realidad en su pintura. Cruel, cruda y bella a su manera. En su Baco, representa al dios romano como un joven adolescente, trabajador y sin grandezas o rasgos sobrenaturales. La obra se finalizó alrededor del 1596. Hoy se conserva en la Galería Uffizi, en Florencia.
Una pintura eterna para una vida corta
En el Baco de Caravaggio, el dios del vino nos mira sosteniendo un cáliz lleno de vino. Como si nos invitara a beber con él, a disfrutar del momento. Sus mejillas y manos coloradas nos indican su ebriedad. Se encuentra recostado sobre un lecho mal cubierto por unas sábanas que incluso dejan ver el colchón en alguna parte. Descuidado.
Baco parece cubierto por una vieja túnica que bien podría ser una sábana colocada a las prisas, como en las que se apoya en la cama. Frente a él, una mesa soporta una cesta de frutas y un recipiente de vino.
El cesto con las frutas es un objeto muy recurrente en la pintura, para mostrar la técnica y realismo de los pintores y también para representar la belleza y atributos humanos. Su madurez.
Sin embargo, Caravaggio pinta una cesta con fruta podrida, con hojas rotas, con manchas de vejez y mal estado. En la mano de Baco, el vino del cáliz forma unas elegantes ondas, signo de que acaba de ser servido. Del movimiento de la mano que nos invita a beber.
Cada detalle nos recuerda que la vida, su belleza, sus atributos, su madurez… se terminan. Entonces, quizás deberíamos aceptar la invitación de Baco y beber mientras dure.
Mario, el Baco de Caravaggio
Normalmente, los dioses clásicos se representaban siempre con rostros y cuerpos bellos, estilizados, indicando su categoría de divinos también en lo físico.
Sin irnos más lejos, en Florencia tenemos otro Baco muy diferente. El que Miguel Ángel esculpió y ahora se conserva en el Museo del Bargello.
Pero para Caravaggio, la realidad que vivía era lo más interesante, lo que sentía que debía plasmar en el lienzo. En sus primeros años en Roma, Caravaggio vivía en la pobreza, buscando trabajo y frecuentando tascas y prostíbulos entre la clase baja romana. Donde hacía sus amistades… y encontraba sus musas y modelos.
El Baco de Caravaggio no fue el dios que Miguel Ángel esculpió y se conserva en el Bargello. El Baco de Caravaggio es Mario, un joven romano amigo suyo. Trabajador de clase baja y aprendiz de pintor. Caravaggio, en su estudio, preparó a Mario como Baco y pidió que posara para él. De aquello surge esta pintura. Lo que vemos es al joven Mario en el estudio de Caravaggio.
La realidad en su máximo esplendor. Algo que vemos incluso en el menor de los detalles. En las uñas de Baco, en la pintura, podemos ver suciedad fruto de una vida de trabajo. Lo más probable es que el joven Mario llegara al estudio de Caravaggio justo después de una jornada de trabajo. Y Caravaggio lo pintó así, real, crudo, bello. Trasladando a la vida más cotidiana lo incluso lo más sagrado. La marca personal de uno de los grandes artistas de la historia.
Un autorretrato muy especial
La obra esconde un detalle difícil de detectar a simple vista. Un autorretrato de Caravaggio. Uno de los elementos de la mesa es el recipiente de vidrio que contiene el vino. El cual ha sido representado con una maestría impresionante. La transparencia, el reflejo de la luz y su profundidad son de una perfección realmente impresionante.
Si nos acercamos y observamos con atención, dentro del vino podemos ver el reflejo de la estancia. Desde la mesa, lo más cercano, a lo que está frente a ella.
Ahí podemos apreciar el torso de un hombre frente a un lienzo, pintando. Es Michelangelo Merisi, Caravaggio, en pleno trabajo de pintar el Baco. A Mario, en su estudio de Roma, que posa frente a él.
Cómo visitar el Baco de Caravaggio
La obra se conserva en la Galería Uffizi, uno de los museos más prestigiosos del mundo, ubicado en Florencia.
Para visitar el museo, los horarios son los siguientes:
De miércoles a viernes: 14:00 – 18:30.
Sábado y domingo: 09:00 – 18:30.
El precio de la entrada es de 20€, 2€ para los ciudadanos europeos entre los 18-25 años y gratis para los menores de edad.
La mejor opción para visitar el Baco de Caravaggio es hacerlo en un tour por la Galería Uffizi, disfrutando de todas las obras maestras del museo.